martes, 16 de julio de 2013

Capítulo 7 - IX. La extensión del Reino


1. Sólo tú puedes limitar tu poder creativo, aunque la Voluntad de Dios es liberarlo. 2No es Su Voluntad que te prives a ti mismo de tus creaciones, de la misma manera en que tampoco es Su Voluntad privarse a Sí Mismo de las Suyas. 3¡No prives a la Filia­ción de tus regalos o te privarás a ti mismo de Dios! 4El egoísmo es cosa del ego, pero la plenitud del Ser pertenece al ámbito del espí­ritu porque así es como Dios lo creó. 5El Espíritu Santo mora en la parte de la mente que yace entre el ego y el espíritu, mediando siempre entre ellos en favor del espíritu. 6Para el ego eso es ser parcial, y reacciona como si algo estuviese contra él. 7Para el espí­ritu eso es la verdad porque el espíritu conoce su propia llenura y no puede concebir que haya alguna parte de la que él esté excluido.

2.         El espíritu sabe que la conciencia de todos sus hermanos está incluida en su propia conciencia, tal como está incluida en Dios. 2El poder de toda la Filiación y de su Creador es, por lo tanto, la propia llenura del espíritu, que hace que sus creaciones sean igualmente plenas e igualmente perfectas. 3El ego no puede prevalecer contra una totalidad que incluye a Dios, y toda totalidad tiene que incluir a Dios. 4Dios le da todo Su poder a todo lo que Él creó porque ello forma parte de Él y comparte Su Ser con Él. 5Crear es lo opuesto a perder, tal como la bendición es lo opuesto al sacrificio. 6El Ser tiene que ser extendido. 7Así es como conserva el conocimiento de sí mismo. 8El espíritu anhela compartir su Ser tal como su Creador lo compartió. 9Puesto que el espíritu fue creado como resultado de un acto de compartir, su voluntad es crear. 10No desea limitar a Dios, sino que su voluntad es extender Su Ser.


3. Extender el Ser de Dios es la única función del espíritu. 2Su llenura no puede ser contenida, de la misma manera en que la llenura de su Creador no se puede contener. 3La llenura es exten­sión. 4El sistema de pensamiento del ego obstaculiza la extensión, y así, obstaculiza tu única función. 5Obstaculiza, por lo tanto, el fluir de tu gozo, y, como resultado de ello, te sientes insatisfecho: 6A menos que crees, estarás insatisfecho, pero Dios no conoce la insatisfacción, por lo tanto, no puedes por menos que crear. 7Puede que no conozcas tus propias creaciones, pero eso no puede afectar su realidad, de la misma forma en que ser inconsciente de tu espíritu no afecta en modo alguno su ser.

4.         El Reino se extiende para siempre porque está en la Mente de Dios. 2No conoces tu propio gozo porque no conoces la plenitud de tu propio Ser. 3Excluye cualquier parte del Reino y no podrás gozar de plenitud. 4Una mente dividida no puede percibir su lle­nura, y necesita que el milagro de su plenitud alboree en ella y la cure. 5Esto vuelve a despertar la plenitud en dicha mente; y al aceptar dicha plenitud se reincorpora al Reino. 6Cuando aprecias por completo la llenura de Ser de tu mente, el egoísmo se vuelve imposible y la extensión inevitable. 7Por eso es por lo que el Reino goza de perfecta paz. 8El espíritu está cumpliendo su función, y sólo el pleno cumplimiento produce paz.

5. Tus creaciones están protegidas porque el Espíritu Santo, que se encuentra en tu mente, las conoce y las puede llevar a tu conciencia siempre que se lo permitas. 2Moran allí como parte de tu pro­pio Ser porque tu plenitud las incluye. 3Las creaciones de  cada Hijo de Dios son tuyas, puesto que toda creación le pertenece a todos, al haber sido creada para la Filiación en su totalidad.
6. Tú no has dejado de incrementar la herencia de los Hijos de Dios, y, por lo tanto, no has dejado de asegurarte de que fuese tuya. 2Puesto que la Voluntad de Dios fue dártela, te la dio para siempre. 3Puesto que Su Voluntad fue que dispusieses de ella para siempre, te proporcionó los medios para conservarla. 4Y eso es lo que has hecho. 5Desobedecer la Voluntad de Dios es algo qué sólo tiene sentido para los dementes. 6En realidad es imposible. 7La llenura de tu Ser es tan ilimitada como la de Dios, 8y al igual que la Suya, se extiende en paz perfecta y para siempre. 9Su esplendor es tal que crea en perfecta dichas, y de Su plenitud sólo lo pleno puede nacer.
7. Ten por seguro que nunca perdiste tu Identidad, ni tampoco las extensiones que la mantienen en un estado de plenitud y de paz. 2Los milagros son expresiones de esta certeza. 3Son a la vez reflejos de tu correcta identificación con tus hermanos, así como de tu conciencia de que esta identificación se conserva mediante la extensión. 4El milagro es una lección de percepción total. 5Al incluir cualquier parte de la totalidad en la lección, incluyes a la totalidad.


sábado, 13 de julio de 2013

LECCIÓN 194 Pongo el futuro en Manos de Dios.


La idea de hoy es un paso más en el proceso de alcanzar cuanto antes la salvación, y ciertamente es un paso gigantesco. Es tan grande la distancia que abarca que te lleva justo antes del Cielo, con el objetivo a la vista y los obstáculos ya superados. Tus pies ya se han posado sobre las praderas que te dan la bienvenida a las puertas del Cielo: el tranquilo lugar de la paz en el que aguardas con certeza el paso final de Dios. ¡Que lejos nos encontramos ahora de la tierra! ¡Y cuán cerca de nuestra meta! ¡Cuán corto es el trecho que aún nos queda por recorrer!
Acepta la idea de hoy, y habrás dejado atrás toda ansiedad, los abismos del infierno, la negrura de la depresión, los pensamientos de pecado y toda la devastación que la culpabilidad acarrea. Acepta la idea de hoy, y habrás liberado al mundo de todo aprisionamiento, al romper las pesadas cadenas que mantenían cerrada la puerta a la libertad. Te has salvado, y tu salvación se vuelve el regalo que le haces al mundo porque tú lo has recibido.
No hay un solo instante en que se pueda sentir depresión, experimentar dolor o percibir pérdida alguna. No hay un solo instante en que se pueda instaurar el pesar en un trono y adorársele. No hay un solo instante en que uno pueda ni siquiera morir. Y así, cada instante que se le entrega a Dios, con el siguiente ya entregado a Él de antemano, es un tiempo en que te liberas de la tristeza, del dolor y hasta de la misma muerte.
Tu futuro está en Manos de Dios, así como tu pasado y tu presente. Para Él son lo mismo, y, por lo tanto, deberían ser lo mismo para ti también. Sin embargo, en este mundo la progresión temporal todavía parece ser algo real. No se te pide, por lo tanto, que entiendas que el tiempo no tiene realmente una secuencia lineal. sólo se te pide que te desentiendas del futuro y lo pongas en Manos de Dios. y mediante tu experiencia comprobarás que también has puesto en Sus Manos el pasado y el presente, porque el pasado ya no te castigará más y ya no tendrá sentido tener miedo del futuro.
Libera el futuro. Pues el pasado ya pasó, y el presente, libre de su legado de aflicción y sufrimiento, de dolor y de pérdida, se convierte en el instante en que el tiempo se escapa del cautiverio de las ilusiones, por las que ha venido recorriendo su despiadado e inevitable curso. Cada instante que antes era esclavo del tiempo se transforma ahora en un instante santo, cuando la luz que se mantenía oculta en el Hijo de Dios se libera para bendecir al mundo. Ahora el Hijo de Dios es libre, y toda su gloria resplandece sobre un mundo que se ha liberado junto con él para compartir su santidad.
Si pudieses ver la lección de hoy como la liberación que realmente representa, no vacilarías en dedicarle el máximo esfuerzo de que fueses capaz, para que pasase a formar parte de ti. Conforme se vaya convirtiendo en un pensamiento que rige tu mente, en un hábito de tu repertorio para solventar problemas, en una manera de reaccionar de inmediato ante toda tentación, le transmitirás al mundo lo que has aprendido. Y en la medida en que aprendas a ver la salvación en todas las cosas, en esa misma medida el mundo percibirá que se ha salvado.
¿Qué preocupación puede asolar al que pone su futuro en las amorosas Manos de Dios? ¿Qué podría hacerle sufrir? ¿Que podría causarle dolor o la sensación de haber perdido algo? ¿Qué podría temer? ¿Y de qué otra manera podría contemplar todo sino con amor? Pues el que ha escapado de todo temor de futuros sufrimientos ha encontrado el camino de la paz en el presente y la certeza de un cuidado que el mundo jamás podría amenazar. Está seguro de que aunque su percepción puede ser errónea, jamás le ha de faltar corrección. Es libre de volver a elegir cuando se ha dejado engañar; de cambiar de parecer cuando se ha equivocado.
Pon, por lo tanto, tu futuro en Manos de Dios. Pues de esta manera invocas Su recuerdo para que regrese y reemplace todos tus pensamientos de maldad y pecado por la verdad del amor. ¿Crees acaso que el mundo no se beneficiaria con ello y que cada criatura viviente no respondería con una percepción corregida? El que se encomienda a Dios ha puesto también al mundo en las mismas Manos a las que él ha recorrido en busca de consuelo y seguridad. Ha dejado a un lado las enfermizas ilusiones del mundo junto con las suyas, y de este modo le ofrece paz al mundo, así como a sí mismo.
Ahora si que nos hemos salvado. Pues descansamos despreocupados en Sus Manos, seguros de que sólo cosas buenas nos pueden acontecer. Si nos olvidamos de ello, se nos recuerda dulcemente. Si aceptamos un pensamiento que denota falta de perdón, éste queda prontamente reemplazado por el reflejo del amor. y si nos sentimos tentados de atacar, apelamos a Aquel que vela nuestro descanso para que tome por nosotros la decisión que nos aleja de la tentación. El mundo ha dejado de ser nuestro enemigo, pues hemos decidido ser su Amigo.

jueves, 11 de julio de 2013

Capítulo 7 - VIII. La creencia increíble


1. Hemos dicho que sin proyección no puede haber ira, pero también es verdad que sin extensión no puede haber amor. 2Todo ello refleja una ley fundamental de la mente y, por consiguiente, una ley que siempre está en vigor. 3Es la ley mediante la cual creas y mediante la cual fuiste creado. 4Es la ley que unifica al Reino y lo conserva en la Mente de Dios. 5El ego, sin embargo, percibe dicha ley como un medio para deshacerse de algo que no desea. 6Para el Espíritu Santo, es la ley fundamental del compartir, mediante la cual das lo que consideras valioso a fin de conservarlo en tu mente. 7Para el Espíritu Santo, es la ley de la extensión. 8Para el ego, la de la privación. 9Produce, por lo tanto, abundancia o esca­sez, dependiendo de cómo eliges aplicarla. 10La manera en que eliges aplicarla depende de ti, pero no depende de ti decidir si vas a utilizar la ley o no. 11Toda mente tiene que proyectar o extender porque así es como vive, y toda mente es vida.

El punto es que siempre estamos creando. SIEMPRE.  Sea a través de la proyección o de la extensión. Si creamos desde la proyección, creamos privación. Si creamos desde el Amor creamos abundancia. 

2.         El uso que el ego hace de la proyección tiene que entenderse plenamente antes de que la inevitable asociación entre proyección e ira pueda por fin erradicarse. 2El ego siempre intenta perpetuar el conflicto. 3Es sumamente ingenioso en encontrar soluciones que parecen mitigar el conflicto, ya que no quiere que el conflicto te resulte tan intolerable que decidas renunciar a él. 4Por lo tanto, trata a toda costa de persuadirte de que él puede librarte del con­flicto, no sea que lo abandones y te liberes a ti mismo. 5Utilizando su propia versión distorsionada de las leyes de Dios, el ego se vale del poder de la mente sólo para quebrantar el verdadero propó­sito de ésta. 6Proyecta el conflicto desde tu mente a otras mentes, en un intento de persuadirte de que te has librado del problema.

3. Hay dos errores fundamentales en este intento: 2el primero es­ -estrictamente hablando- que el conflicto no puede ser proyec­tado porque no puede ser compartido. 3Cualquier intento de conservar una parte de él y deshacerse de la otra no tiene real­mente ningún sentido. 4Recuerda que un maestro en conflicto no es un buen maestro ni un buen alumno. 5Sus lecciones son confu­sas y el valor de transferencia de las mismas se ve limitado por su confusión. 6El segundo error es la idea de que puedes deshacerte de algo que no deseas dándoselo a otro. 7Dándolo es precisamente como lo conservas. 8La creencia de que viéndolo fuera de ti lo excluyes de tu interior es una distorsión total del poder de la extensión. 8Por eso es por lo que los que proyectan se preocupan tanto por su seguridad personal. 10Temen que sus proyecciones van a retornar a ellos y a hacerles daño. 11Puesto que creen haber­las desalojado de sus mentes, creen también que esas proyeccio­nes están tratando de volverse a adentrar en ellas. 12Pero como las proyecciones no han abandonado sus mentes, se ven obligados a mantenerse continuamente ocupados a fin de no reconocer, esto.

Pensamos que al "sacar" algo de nosotros tirándoselo a otro lo sacamos de nuestro sistema, y lo único que hacemos es multiplicarlo. Al verlo en alguien mas lo vemos en él y en uno. En realidad la idea nunca sale de nuestra mente. Nunca. Sólo que al proyectarla nos engañamos a nosotros mismos pensando que si. 

4. No puedes perpetuar una ilusión acerca de otro sin perpetuarla en ti mismo. 2No hay forma de poderse escapar de esto, ya que es imposible fragmentar a la mente. 3Fragmentar es dividir en peda­zos, y la mente no puede atacar ni ser atacada: 4La creencia de que puede -error que el ego siempre comete- sirve de fundamento para el uso que éste hace de la proyección. 5El ego no entiende lo que es la mente y, por lo tanto, no entiende lo que eres tú. 6Su existencia, sin embargo, depende de tu mente porque el ego es una creencia tuya. 7El ego es una confusión con respecto a tu iden­tidad. 8Al no haber tenido nunca un modelo consistente, no se desarrolló nunca de manera consistente. 9Es el resultado de la aplicación incorrecta de las leyes de Dios, llevada a cabo por men­tes distorsionadas que están usando indebidamente su poder.

El ego es una idea. No es mas que eso. NO es menos. Es una idea. Y en buena lid no hay ideas mas grandes que otras, sólo hay ideas. Por éso no hay grados de dificultad en los milagros. Porque son ideas corregidas. Y no hay ideas mas grandes que otras. 

5. No le tengas miedo al ego. 2Él depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes asimismo desvanecerlo dejando de creer en él. 3No proyectes sobre otros la responsabili­dad por esa creencia o, de lo contrario, prolongarás su existencia. 4Cuando estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues éstos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de tus propios errores. 5Mas una vez que los hayas aceptado como tus propios errores, no te detengas ahí. 6Entrégaselos de inmediato al Espíritu Santo para que Él los des­haga completamente, de manera que todos sus efectos desaparez­can de tu mente y de la Filiación en su totalidad.

6. El Espíritu Santo te enseñará a percibir más allá de tus creencias porque la verdad está más allá de cualquier creencia, y la percep­ción del Espíritu Santo es verdadera. 2Te puedes olvidar del ego por completo en cualquier momento que así lo elijas porque el ego es una creencia completamente inverosímil, y nadie puede seguir abrigando una creencia que él mismo haya juzgado como increí­ble. 3Cuanto más aprendes acerca del ego, más te das cuenta de que no se puede creer en él. 4Lo inverosímil no se puede entender porque es increíble. 5Es evidente que una percepción basada en lo increíble no tiene sentido, pero tal vez no hayas reconocido que dicha percepción está más allá de lo que se puede creer precisa­mente porque fue concebida por una creencia.
7. Este curso no tiene otro propósito que enseñarte que el ego es algo increíble y que siempre lo será. 2Tú, que lo inventaste al creer lo increíble, no puedes emitir ese juicio por tu cuenta. 3Pero cuando aceptas la Expiación para ti mismo, decides en contra de la creencia de que puedes estar solo, desvaneciendo así la idea de la separación y afirmando tu verdadera identificación con todo el Reino como algo que literalmente forma parte de ti. 4Esta identi­ficación está más allá de cualquier duda del mismo modo en que está más allá de cualquier creencia. 5Tu plenitud es ilimitada por­que el estado de ser es infinito.

 

miércoles, 10 de julio de 2013

Capítulo 7 VII. La totalidad del Reino

1. Siempre que le niegas la bendición a un hermano te sientes desposeído, ya que la negación es tan total como el amor. 2Negar parte de la Filiación es tan imposible como lo es amarla sólo en parte. 3No es posible tampoco amarla totalmente sólo a veces. 4No puedes estar, totalmente comprometido sólo en algunas ocasiones. 5La negación de por sí  no tiene ningún poder, pero tú puedes conferirle el poder de tu mente, el cual es ilimitado. 6Si lo utilizas para negar la realidad, ésta desaparece de tu conciencia. 7Es imposible apreciar la realidad parcialmente. 8Por eso es por lo que cuando niegas parte de ella pierdes la conciencia de toda ella. 9La negación, no obstante, es una defensa y, por ello, puede usarse constructivamente así como negativamente. 10Si se usa negativa­mente es destructiva, porque se usa para atacar. 11Pero puesta al servicio del Espíritu Santo, puede ayudarte a reconocer parte de la realidad y, por consiguiente, a apreciarla en su totalidad. 12La mente es demasiado poderosa como para estar sujeta a ninguna exclusión. 13Nunca podrás excluirte a ti mismo de tus pensamien­tos.


2. Cuando un hermano actúa insensatamente, te está ofreciendo una oportunidad para que lo bendigas. 2Su necesidad es la tuya. 3Tú necesitas la bendición que puedes darle. 4No hay manera de que tú puedas disponer de ella excepto dándola. 5Ésa es la ley de Dios, la cual no hace excepciones. 6Careces de aquello que niegas, no porque haya carencia de ello, sino porque se lo has negado a otro, y, por lo tanto, no eres consciente de ello en ti. 7Lo que crees ser determina tus reacciones, y lo que deseas ser es lo que crees que eres. 8Lo que deseas ser, entonces, determina forzosamente todas tus reacciones.
3. No necesitas la bendición de Dios porque de ella ya dispones para siempre, pero sí necesitas la tuya propia. 2La imagen que el ego tiene de ti es la de un ser desposeído, vulnerable e incapaz de amar. 3No puedes amar semejante imagen. 4Sin embargo, puedes escaparte muy fácilmente de ella abandonándola. 5Tú no formas parte de esa imagen, ni ella es lo que tú eres. 6No veas esa imagen en nadie, o la habrás aceptado como lo que eres tú. 7Todas las ilusiones acerca de la Filiación se desvanecen al unísono tal como fueron forjadas al unísono. 8No le enseñes a nadie que él es lo que tú no querrías ser. 9Tu hermano es el espejo en el que ves refle­jada la imagen que tienes de ti mismo mientras perdure la per­cepción. 10Y la percepción perdurará hasta que la Filiación reconozca que es íntegra. 11Tú inventaste la percepción, y ésta perdurará mientras la sigas deseando.
4. Las ilusiones son inversiones. 2Perdurarán mientras les sigas atribuyendo valor. 3Todos los valores son relativos, mas todos son poderosos porque son juicios mentales. 4La única manera de desvanecer las ilusiones es retirando de ellas todo el valor que les has otorgado. aAl hacer eso dejan de tener vida para ti porque las has expulsado de tu mente. 5Mientras sigas incluyéndolas en tu mente estarás infundiéndoles vida. 6Mas no hay nada en ellas que pueda recibir tu regalo.
5. El don de la vida es tuyo para que lo des, ya que fue algo que se te dio. 2No eres consciente de él porque no lo das. 3No puedes hacer que lo que no es nada tenga vida, puesto que es imposible darle vida a lo que no es nada. 4Por lo tanto, no estás extendiendo el don que a la vez tienes y eres, y consecuentemente no puedes conocer a tu propio Ser. 5Toda confusión procede de no extender vida, ya que ésa no es la Voluntad de tu Creador. 6Separado de Él no puedes hacer nada, y ciertamente no haces nada separado de Él. 7Sigue el camino que Él te señala para que puedas recordar quién eres, y muéstraselo a otros, no sea que te olvides de ti mismo. 8Honra únicamente a los Hijos del Dios viviente, y alégrate de poder contarte entre ellos.
6.  Honrar a tus hermanos es el único regalo apropiado para quie­nes Dios Mismo creó dignos de honor, y a quienes honra. 2Mués­trales el aprecio que Dios siempre les concede, pues son Sus Hijos amados en quienes Él se complace. 3No puedes estar separado de ellos porque no estás separado de Él. 4Descansa en Su Amor y protege tu descanso amando. 5Pero ama todo lo que Él creó -de lo cual formas parte- o no podrás aprender lo que es Su paz y aceptar Su don para ti mismo y como tú mismo. 6No podrás cono­cer tu propia perfección hasta que no hayas honrado a todos los que fueron creados como tú.
7. Sólo un Hijo de Dios es un maestro lo suficientemente digno como para poder enseñar a otro. 2En todas las mentes hay un solo Maestro que enseña la misma lección a todo el mundo. 3Él siem­pre te enseña la inestimable valía de cada Hijo de Dios, y lo hace con infinita paciencia, nacida del Amor infinito en nombre del cual habla. 4Todo ataque es un llamamiento a Su paciencia, puesto que Su paciencia puede transformar los ataques en bendiciones. 5Los que atacan no saben que son benditos. 6Atacan porque creen que les falta algo. 7Por lo tanto, comparte tu abundancia libre­mente y enseña a tus hermanos a conocer la suya. 8No compartas sus ilusiones de escasez, pues, de lo contrario, te percibirás a ti mismo como alguien necesitado.
8. El ataque nunca podría suscitar más ataques si no lo percibieses como un medio para privarte de algo que deseas. 2Sin embargo, no puedes perder algo a no ser que no lo valores, y que, por lo tanto, no lo desees. 3Esto hace que te sientas privado de ello, y, al proyectar tu propio rechazo, crees entonces que son otros los que te lo están quitando a ti. 4No podrás por menos que sentirte ate­morizado si crees que tu hermano te está atacando para arreba­tarte el Reino de los Cielos. 5Ésta es la base fundamental de todas las proyecciones del ego.
9. Puesto que el ego es aquella parte de tu mente que no cree ser responsable de sí misma, y puesto que no le es leal a Dios, es incapaz de tener confianza. 2Al proyectar su creencia demente de que tú has traicionado a tu Creador, el ego cree que tus hermanos, que son tan incapaces de ello como tú, están intentando despo­seerte de Dios. 3Siempre que un hermano ataca a otro, eso es lo que cree. 4La proyección siempre ve tus deseos en otros. 5Si eliges separarte de Dios, eso es lo que pensarás que otros están haciendo contigo.
10. Tu eres la Voluntad de Dios. 2No aceptes nada más como tu voluntad, pues, de lo contrario, estarás negando lo que eres. 3Niega lo que eres y atacarás, al creer que has sido atacado. 4Mas ve el Amor de Dios en ti y lo verás en todas partes porque está en todas partes. 5Ve Su abundancia en todos y sabrás que estás en Él junto con todos tus hermanos. 6Ellos forman parte de ti, tal como tú formas parte de Dios. 7Cuando no entiendes esto, te sientes tan solo como se siente Dios Mismo cuando Sus Hijos no lo conocen. 8La paz de Dios radica en entender esto: 9Sólo hay una manera de escaparse del pensamiento del mundo, del mismo modo en que sólo hubo una manera de adentrarse en él: 10entendiendo total­mente al entender la totalidad.
11. Percibe cualquier parte del sistema de pensamiento del ego como completamente demente, completamente ilusoria y comple­tamente indeseable, y habrás evaluado correctamente todo el sis­tema. 2Esta corrección te permite percibir cualquier parte de la creación como completamente perfecta, completamente real y completamente deseable. 3Al desear sólo esto, tendrás sólo esto, y al dar sólo esto, serás sólo esto. 4Las ofrendas que le haces al ego siempre se experimentan como sacrificios, pero las que le haces al Reino son ofrendas que te haces a ti mismo. 5Dios siempre las estimará porque les pertenecen a Sus Hijos amados, y Sus Hijos le pertenecen a El. 6Todo poder y gloria son tuyos porque el Reino es Suyo.


sábado, 6 de julio de 2013

Capítulo 7VI. De la vigilancia a la paz

1. Aunque sólo puedes amar a la Filiación como una sola, la pue­des percibir como fragmentada. 2Mas es imposible ver algo en alguna parte de ella y no atribuírselo a toda ella. 3Por eso es por lo que los ataques no son nunca parciales y por lo que hay que renunciar a ellos completamente. 4Si no se renuncia a ellos completamente, no se renuncia a ellos en absoluto. 

Para poner un ejemplo válido no podemos ver que alguien es un ladrón sin pensar que todos en la Filiación tenemos el potencial de ser ladrones. Lo que sea un sólo hermano, por tanto lo seremos todos. 

5El miedo y el amor fabrican o crean, dependiendo de si es el ego o el Espíritu Santo el que los engendra o inspira, pero en cualquier caso retor­nan a la mente del pensador y afectan la totalidad de su percep­ción. 6Eso incluye el concepto que tiene de Dios, de Sus creaciones y de sí mismo. 7Dicho pensador no apreciará ni a unos ni a otros si los contempla con miedo. 8Pero los apreciará a todos si los con­templa con amor.

Sea desde donde sea que se perciba, la percepción será devuelta a su hacedor. Si se percibe desde el miedo, se fabricaran percepciones de terror, furia, desesperanza, etc. Si se percibe desde el Amor se crearan imágenes de alegría, ternura, gratitud, etc. 


2. La mente que acepta el ataque es incapaz de amar. 2Ello se debe a que cree que puede destruir el amor, lo cual quiere decir, por lo tanto, que no comprende lo que éste es. 3 Si no comprende lo que es el amor, no se puede percibir a sí misma como amorosa. 4Esto hace que pierda su conciencia de ser, da lugar a sentimien­tos de irrealidad y lo que resulta de ello es una confusión total. 5Tu pensamiento ha dado lugar a esto debido a su poder, pero puede también salvarte de ello porque su poder no lo creaste tú. 6Tu capacidad para dirigir tu pensamiento de acuerdo con lo que elijas es parte de ese poder. 7Si no crees que puedes dirigirlo, es que has negado que tu pensamiento tenga poder, y, por lo tanto, has hecho que sea impotente en tu pensamiento.


3. El ingenio del ego para asegurar su supervivencia es enorme, mas dicho ingenio emana del mismo poder de la mente que el ego niega. 2Esto quiere decir que el ego ataca lo que lo sustenta, lo cual no puede sino producir gran ansiedad. 3Por eso es por lo que el ego jamás reconoce lo qué está haciendo. 4Es perfectamente lógico, pero a todas luces demente. 5Pues para subsistir el ego se nutre de la única fuente que es totalmente adversa a su existencia. 6Temeroso de percibir el poder de esa fuente, se ve forzado a menospreciarla, 7lo cual amenaza su propia existencia, produciendo un estado que le resulta intolerable. 8Prosiguiendo de manera lógica, aunque todavía demente, el ego resuelve este dilema completamente descabellado de un modo igualmente descabellado: 9deja de percibir que su existencia esté amenazada, proyectando la amenaza sobre ti y  percibiendo a tu Ser como inexistente. 10Esto asegura su continuidad si te pones de su parte, garantizando así el que no puedas conocer tu Seguridad.

Para el ego es mucho mas tranquilizante si el SER, ese Ser inexplicable que es el Observador no existe. Lo menosprecia y niega su existencia. 

4. El ego no puede permitirse saber nada. 2El conocimiento es total, y el ego no cree en totalidades. 3En este descreimiento estriba su origen, y aunque el ego no te quiere, le es fiel a sus propios antecedentes, y engendra tal como fue engendrado. 4La mente siempre se reproduce tal como fue producida. 5El ego, que es un producto del miedo, reproduce miedo. 6Le es leal a éste, y esa lealtad le hace traicionar al amor porque tú eres amor. 7El amor es tu poder, que el ego tiene que negar. 8Tiene que negar también todo lo que este poder te confiere porque te lo confiere todo. 9Nadie que lo tenga todo desea al ego. 10Su propio hacedor, pues, no lo quiere. 11Por lo tanto, si la mente que lo fabricó se reconociese a sí misma, lo único que el ego podría encontrar sería rechazo. 12Y si esa mente reconociese a cualquier. parte de la Filia­ción, se conocería a sí misma.

5. El ego, por consiguiente, se opone a toda muestra de aprecio, a todo reconocimiento, a toda percepción sana, así como a todo conocimiento: 2Percibe la amenaza que todo ello representa como una amenaza total porque sospecha que todos los compromisos que la mente contrae son totales. 3Forzado, por lo tanto, a sepa­rarse de ti, está dispuesto a unirse a cualquier otra cosa. 4 Pero no hay nada más. 5La mente, no obstante, puede tejer ilusiones, y si lo hace creerá en ellas porque creyendo en ellas fue como las tejió.

6. El Espíritu Santo desvanece las ilusiones sin atacarlas, ya que no puede percibirlas en absoluto. 2Por consiguiente, no existen para Él. 3Resuelve el aparente conflicto que éstas engendran, per­cibiendo cualquier conflicto como algo sin sentido. 4He dicho anteriormente que el Espíritu Santo percibe el conflicto exactamente como es, y el conflicto no tiene sentido. 5El Espíritu Santo no quiere que entiendas el conflicto, quiere, no obstante, que te des cuenta de que puesto que el conflicto no tiene sentido, no es comprensible. 6Como ya dije anteriormente, el entendimiento suscita aprecio, y el aprecio suscita amor. 7El amor es lo único que se puede entender, ya que sólo el amor es real, y, por lo tanto, sólo el amor tiene sentido.
7. Si tuvieras presente lo que el Espíritu Santo te ofrece, no po­drías mantenerte alerta excepto en favor de Dios y de Su Reino. 2La única razón por la que te puede resultar difícil aceptar esto es porque tal vez aún creas que hay algo más. 3Las creencias no requieren vigilancia a menos que estén en conflicto. 4Si lo están, es que hay elementos conflictivos en ellas que han desencadenado un estado de guerra, haciendo que sea imprescindible mantenerse alerta. 5Cuando se está en paz no es necesario estar alerta. 6El estado de alerta es necesario contra las creencias que no son cier­tas, y el Espíritu Santo nunca lo habría solicitado si tú no hubieses creído lo falso. 7Cuando crees en algo, haces que sea real para ti. 8Cuando crees en lo que Dios no conoce, tu pensamiento parece contradecir al Suyo y esto hace que parezca que lo estás atacando.

La creencia en la enfermedad, la pobreza, la escasez, la muerte, la pérdida son sólo creencias. No son reales. NO existen. Hay que estar en estado de alerta con respecto a ellas. Al creer en ellas las hacemos reales. 

8. He señalado repetidamente que el ego cree que puede atacar a Dios, y trata de convencerte de que eso es lo que tú has hecho. 2Si la mente no puede atacar, el ego -con perfecta lógica- arriba a la conclusión de que tú no puedes ser otra cosa que un cuerpo. 3Al negarse a verte tal como eres, puede verse a sí mismo como él quiere ser. 4Consciente de sus debilidades, el ego quiere que le seas leal, pero no como realmente eres. 5Desea, por lo tanto, invo­lucrar a tu mente en su propio sistema ilusorio, ya que de otra manera la luz de tu entendimiento lo desvanecería. 6No quiere tener nada que ver con la verdad porque él en sí no es verdad. 7Si la verdad es total, lo que no es verdad no existe. 8Tu compromiso con cualquiera de esas dos posibilidades tiene que ser total. aLa verdad y lo falso no pueden coexistir en tu mente sin dividirla: 9Si no pueden coexistir en paz, y si lo que quieres es estar en paz, tienes que abandonar por completo y para siempre la idea de con­flicto: 10Esto requiere que te mantengas alerta mientras no te des ­cuenta de lo que es verdad. 11Mientras sigas creyendo que dos sistemas de pensamiento completamente contradictorios pueden compartir la verdad, es obvio que tienes que mantenerte alerta. 

NO existe la posibilidad de tener dos sistemas de pensamiento simultáneamente. O tenés uno o tenes el otro. O se vive en Amor o se vive en miedo. No podemos estar en algunas cosas en Amor y en otras en miedo. O nos identificamos totalmente con uno o con el otro. Y toda nuestra "realidad" será percibida desde el sistema de pensamiento que elijamos. 
Si nuestra realidad refleja en algún sentido algo que no es la Verdad de Dios, es porque elegimos el sistema de pensamiento del miedo. Si estamos enfermos, elegimos al miedo... y no es verdad. Si estamos empobrecidos, es porque elegimos al miedo... y no es verdad. Hay que comprometerse con el sistema de pensamiento del Amor y estar alerta a favor de él. de modo que en el momento en que un pensamiento 

9. Tu mente está dividiendo su lealtad entre dos reinos, y tú no te has comprometido  completamente con ninguno de ellos. 2Tu identificación con el Reino de Dios es incuestionable, y sólo tú pones en duda este hecho cuando piensas irracionalmente. 3Lo que tú eres no lo establece tu percepción ni se ve afectado en modo alguno por ella. 4Cualquier problema de identificación, in­dependientemente del nivel en que se perciba, no es un problema que tenga que ver con hechos reales. 5Es un problema que pro­cede de una falta de entendimiento, puesto que su sola presencia implica que albergas la creencia de que es a ti a quien le corres­ponde decidir lo que eres. 6El ego cree esto ciegamente al estar completamente comprometido a ello. 7Pero no es verdad. 8El ego, por lo tanto, está completamente comprometido a lo falso, y lo que percibe es lo opuesto a lo que percibe el Espíritu Santo, así como al conocimiento de Dios.
10. Puesto que tu Ser es el conocimiento de Dios, la percepción que el Espíritu Santo tiene de ti es la única que tiene significado. 2Cualquier creencia que aceptes aparte de ésta acallará la Voz de Dios en ti y te ocultará a Dios. 3No podrás conocer al Creador a menos que percibas Su creación tal como es, ya que Dios y Su creación no están separados. 4La unidad que existe entre el Crea­dor y la creación constituye tu plenitud, tu cordura y tu poder ilimitado. 5Este poder ilimitado es el regalo que Dios te hace por­que eso es lo que eres. 6Si separas tu mente de dicho poder, no podrás sino percibir la fuerza más grande del universo como si fuese débil, ya que no creerás formar parte de ella.

11. Cuando percibes a la creación como que tú no formas parte de ella, la consideras débil, y los que se consideran a sí mismos débi­les, no pueden sino atacar: 2Mas el ataque tiene que ser ciego porque no hay nada que atacar. 3Por lo tanto, inventan imágenes, las perciben como despreciables y luego las atacan por su falta de valor. 4Esto es todo lo que el mundo del ego es: 5nada. 6No tiene sentido. 7No existe. 8No trates de entenderlo, porque si tratas de entenderlo, es que crees que se puede entender, y, por lo tanto, que se puede apreciar y amar. 9Eso justificaría su existencia; la cual es injustificable: 10Tú no puedes hacer que lo que no tiene sentido lo tenga. 11Eso no sería más que un intento demente.

12. Si permites que la locura se adentre en tu mente, es que has juzgado que la .cordura no es algo enteramente deseable. 2Si deseas otra cosa, fabricarás otra cosa, pero al ser otra cosa, atacará tu sistema de pensamiento y dividirá tu lealtad. 3En ese estado de división no te será posible crear y tendrás que mantenerte alerta contra dicho estado porque lo único que se puede extender es la paz. 4Tu mente dividida está obstruyendo la extensión del Reino, y en la extensión de éste reside tu felicidad. 5Si no extiendes el Reino, es que no estás pensando con tu Creador ni creando como Él creó.


13. Ante esta deprimente situación, el Espíritu Santo te recuerda dulcemente que estás triste porque no estás llevando a cabo tu función de co-creador con Dios, y, por lo tanto, te estás privando a ti mismo de felicidad. 2Esto no es algo que Dios haya decidido, sino que fuiste tú quien lo decidió así. 3Si tu mente pudiese estar en desacuerdo con la de Dios, lo que tu voluntad dispusiese no tendría sentido. 4Sin embargo, puesto que la Voluntad de Dios es inalterable, no es posible ningún conflicto de voluntades. 5Ésta es la enseñanza perfectamente congruente del Espíritu Santo. 6La creación, no la separación, es tu voluntad porque es también la Voluntad de Dios, y nada que se oponga a ella tiene sentido en absoluto. 7Al ser una obra perfecta, la Filiación sólo puede obrar con perfección, extendiendo la. dicha en la que fue creada e iden­tificándose con su Creador y Sus creaciones, sabiendo que son uno y lo mismo.

viernes, 5 de julio de 2013

Capítulo 7 V. La curación y la inmutabilidad de la mente


1. El cuerpo no es más que un marco para desarrollar capacida­des, lo cual no tiene nada que ver con el uso que se hace de ellas. 2Dicho uso procede de una decisión. 3Los efectos de la decisión del ego al respecto son tan evidentes que no hay necesidad de hablar más de ello, pero la decisión del Espíritu Santo de utilizar el cuerpo únicamente como un medio de comunicación tiene una conexión tan directa con la curación que sí requiere aclaración. 4El sanador que no se ha curado obviamente no entiende su propia vocación.

2. Sólo las mentes pueden comunicarse. 2Puesto que el ego no puede destruir el impulso de comunicar porque es también el impulso de crear, sólo puede enseñarte que el cuerpo puede comunicarse así como crear, y, por ende, que no tiene necesidad de la mente. 3El ego, por consiguiente, trata de enseñarte que el cuerpo puede actuar como la mente y que es, por lo tanto, auto­suficiente. 4Sin embargo, hemos aprendido que ni la enseñanza ni el aprendizaje tienen lugar en el nivel del comportamiento, toda vez que puedes actuar de acuerdo con lo que no crees. 5Al hacerlo, sin embargo, pierdes fuerza como maestro y como estudiante por­que, tal como se ha señalado repetidamente, enseñas lo que crees 6Las lecciones contradictorias se enseñan mal y se aprenden mal. 7Si enseñas enfermedad y curación, eres al mismo tiempo un mal maestro y un mal estudiante.

3. La capacidad de curar es la única capacidad que cada persona puede y debe desarrollar si es que se ha de curar. 2Curar es el medio de comunicación del Espíritu Santo en este mundo, y el único que acepta. 3No reconoce ningún otro porque no acepta la confusión que el ego tiene entre mente y cuerpo. 4Las mentes se pueden comunicar, pero no pueden hacer daño. 5El cuerpo, al servicio del ego, puede hacer daño a otros cuerpos, pero eso no puede ocurrir a no ser que ya se le haya confundido con la mente. 6Esta situación, no obstante, puede usarse en beneficio de la curación o de la magia, pero debes recordar que la magia siempre implica la creencia de que la curación es algo perjudicial. 7Esta creencia completamente irracional es su premisa y, por consiguiente, no puede sino proceder irracionalmente.

4. La curación tan sólo fortalece. 2La magia siempre procura debi­litar. 3La curación no percibe nada en el sanador, que todos los demás no compartan con él. 4La magia ve siempre algo “especial” en el sanador, que él cree que puede ofrecer como regalo a aque­llos que no lo tienen. 5Puede que dicho sanador crea que ese regalo procede de Dios, pero resulta evidente que no entiende a Dios si cree tener algo que los demás no tienen.   

5. El Espíritu Santo no actúa al azar, y toda curación que procede de Él es siempre eficaz. 2A menos que el sanador cure siempre por mediación Suya los resultados variarán. 3Sin embargo, la curación en sí es consistente, puesto que sólo la consistencia está libre de conflicto, y sólo los que están libres de conflicto son íntegros. 4Cuando el sanador admite que hay excepciones, y que unas veces puede curar y otras no, está obviamente aceptando la inconsisten­cia. 5Está, por lo tanto, en conflicto, y eso es lo que está enseñando. 6¿Sería posible que lo que es de Dios no fuese para todos y para siempre? 7El amor es incapaz de hacer excepciones. 8Sólo si hay miedo parece tener sentido idea de las excepciones. 9Las excepciones son amedrentadoras porque las engendra el miedo. 10La expresión "sanador temeroso" es una contradicción intrínseca y es, por lo tanto, un concepto que sólo para una mente en conflicto podría tener sentido.

6. El miedo no produce alegría. 2La curación sí. 3El miedo siempre hace excepciones. 4La curación nunca las hace. 5EI miedo produce disociación porque genera separación. 6La curación siempre pro­duce armonía porque procede de la integración. 7Es predecible porque se puede contar con ella. 8Se puede contar con todo lo que es de Dios porque todo lo que es de Dios es completamente real. 9Se puede contar con la curación porque la inspira Su Voz, y pro­cede de acuerdo con Sus leyes. 10Mas si la curación es consistente tu entendimiento acerca de ella no puede ser inconsistente. 11El entendimiento significa consistencia porque Dios significa consis­tencia. 12Puesto que ése es Su significado, es también el tuyo. 13Tu significado no puede estar en desacuerdo con el Suyo porque todo lo que significas y lo único que significas procede de Su signifi­cado y es como el Suyo. 14Dios no puede estar en desacuerdo Con­sigo Mismo, y tú no puedes estar en desacuerdo con Él. 15No puedes separar tu Ser de tu Creador, Quien te creó al compartir Su Ser contigo.

7. El sanador que no ha sanado desea la gratitud de sus herma­nos, pero él no les está agradecido. 2Ello se debe a que cree que les está dando algo y que no está recibiendo algo igualmente deseable a cambio. 3Lo que enseña se ve limitado por lo poco que está aprendiendo. 4Su lección de curación se ve limitada por su propia ingratitud, que es una lección de enfermedad. 5El verda­dero aprendizaje es constante, y tan vital en su poder de producir cambios que un Hijo de Dios puede reconocer su propio poder en un instante y cambiar el mundo en el siguiente. 6Ello se debe a que al cambiar de mentalidad, produce un cambio en el instrumento más poderoso que jamás se le haya dado para cambiar. 7Esto no contradice en modo alguno la inmutabilidad de la mente tal como Dios la creó, pero mientras sigas aprendiendo a través del ego creerás que has efectuado un cambio en ella. 8Esto te pone en una situación en la que tienes que aprender una lección aparentemente contradictoria: tienes que aprender a cambiar de mentalidad con respecto a tu mente. 9Sólo así puedes aprender que tu mente es inmutable.
8. Eso es exactamente lo que estás aprendiendo cuando llevas a cabo una curación. 2Estás reconociendo que la mente de tu her­mano es inalterable, al darte cuenta de que es imposible que él hubiese podido efectuar un cambio en ella. 3Así es como percibes al Espíritu Santo en él. 4El Espíritu Santo en él es el único que nunca cambia Su Mente. 5Tu hermano tal vez piense que él puede cambiar la suya o, de otro modo, no se percibiría a sí mismo como enfermo. 6No sabe, por lo tanto, lo que es su Ser. 7Si sólo ves en él lo inalterable en realidad no lo has cambiado. 8Al cam­biar de mentalidad acerca de su mente por él, le ayudas a anular el cambio que su ego cree haber efectuado en él.
9. De la misma forma en que puedes oír dos voces, también pue­des ver de dos maneras distintas. 2Una de ellas te muestra una imagen o un ídolo al que tal vez veneres por miedo, pero al que nunca amarás. 3La otra te muestra sólo la verdad, a la que amarás porque la entenderás. 4Entender es apreciar porque te puedes identificar con lo que entiendes, y al hacerlo parte de ti, lo acep­tas con amor. 5Así es como Dios Mismo te creó: con entendi­miento, con aprecio y con amor. 6El ego es absolutamente incapaz de entender esto porque no entiende lo que fabrica, ni lo aprecia, ni lo ama. 7El ego incorpora a fin de arrebatar. 8Cree literalmente que cada vez que priva a alguien de algo, él se engrandece. 9He hablado a menudo de la expansión que se produce en el Reino mediante tus creaciones, las cuales pueden ser creadas única­mente como lo fuiste tú. 10El Reino, que no es sino gloria excelsa y júbilo perfecto, reside en ti para que lo des. 11¿No te gustaría darlo?
10. No puedes olvidarte del Padre porque yo estoy contigo, y yo no puedo olvidarme de Él. 2 Cuando te olvidas de mí, te olvidas de ti mismo y de Aquel que te creó. 3Nuestros hermanos son olvidadizos. 4Por eso es por lo que necesitan que te acuerdes de mí y de Aquel que me creó. 5Mediante ese recuerdo puedes cam­biar sus mentes con respecto a ellos mismos, tal como yo puedo cambiar la tuya. 6Tu mente es una luz tan potente que tú puedes contemplar las mentes de tus hermanos e iluminarlas, tal como yo puedo iluminar la tuya. 7No quiero compartir mi cuerpo en el acto de comunión porque no estaría compartiendo nada. 8¿Por qué iba tratar de compartir una ilusión con los santísimos Hijos de un santísimo Padre? 9Y sin embargo lo hago. aQuiero compar­tir mi mente contigo porque somos de una misma Mente, y ésa Mente es nuestra. 10Contempla sólo esa Mente en todas partes porque sólo esa Mente está en todas partes y en todas las cosas. 11Dicha Mente lo es todo porque abarca a todas las cosas dentro de sí. 12Bendito seas tú que percibes únicamente esto porque estás percibiendo únicamente lo que es verdad.
11. Ven, por lo tanto, a mí y descubre la verdad que mora en ti. 2La mente que tú y yo compartimos la compartimos con todos nues­tros hermanos, y a medida que los vemos tal como verdadera­mente son, ellos se curan. 3Deja que tu mente brille junto con la mía en sus mentes, y que mediante el agradecimiento que senti­mos hacia ellos, cobren conciencia de la luz que hay en ellos. 4El resplandor de esta luz retornará a ti y a toda la Filiación porque ésa es tu perfecta ofrenda a Dios. 5Él la aceptará y se la dará a la Filiación porque al ser aceptable para Él, lo es también para Sus Hijos. 6Esto es auténtica comunión con el Espíritu Santo, Quien ve el altar de Dios en todos, y al llevarlo a tu conciencia para que lo aprecies, te exhorta a que ames a Dios y a Su creación. 7Sólo pue­des apreciar a la Filiación como una sola. 8Esto es parte de la ley que rige a la creación, y, por lo tanto, gobierna todo pensamiento.


miércoles, 3 de julio de 2013

Capítulo 7 IV. La curación como reconocimiento de la verdad


1. La verdad sólo puede ser reconocida y necesita únicamente ser reconocida. 2La inspiración procede del Espíritu Santo, y la cer­teza de Dios, tal como lo estipulan Sus leyes. 3Ambas cosas, por lo tanto, proceden de la misma Fuente, porque la inspiración pro­cede de la Voz que habla en favor de Dios, y la certeza, de las leyes de Dios. 4La curación no procede directamente de Dios, Quien sabe que Sus creaciones gozan de perfecta plenitud. 5Aun así, la curación sigue siendo parte del ámbito de Dios porque procede de Su Voz y de Sus leyes. 6Es el resultado de éstas, en un estado mental que no conoce a Dios. 7Ese estado le es desconocido a Él, y, por lo tanto, no existe, pero aquellos que duermen no son cons­cientes. 8Puesto que no son conscientes, no saben nada.
2. El Espíritu Santo tiene que operar a través de ti para enseñarte que Él mora en ti. 2Es éste un paso intermedio encaminado al conocimiento de que tú estás en Dios porque formas parte de Él. 3Los milagros que el Espíritu Santo inspira no pueden entrañar grados de dificultad porque todas las partes de la creación son de un mismo orden. 4Ésa es la Voluntad de Dios y la tuya. 5Las leyes de Dios así lo estipulan, y el Espíritu Santo te lo recuerda. 6Cuando curas, estás recordando las leyes de Dios y olvidándote de las del ego. 7Dije anteriormente que olvidar es simplemente una forma de recordar mejor. 8Olvidar, por lo tanto, cuando se percibe correctamente, no es lo opuesto a recordar. 9Si se percibe incorrectamente, da lugar a una percepción que está en conflicto con alguna otra cosa, como ocurre con toda percepción inco­rrecta. 10Mas si se percibe correctamente, puede usarse como un medio para escapar del conflicto, como ocurre con toda percep­ción correcta.

3.         El ego no quiere enseñarle a nadie lo que ha aprendido, pues eso sería contrario a su propósito. 2Por lo tanto, no aprende nada en absoluto. 3El Espíritu Santo te enseña a usar lo que el ego ha fabricado a fin de enseñarte lo opuesto a lo que el ego ha "apren­dido”. 4Lo que el ego ha aprendido es tan irrelevante como la facultad particular que utilizó para aprenderlo. 5Lo único que tienes que hacer es esforzarte por aprender, pues el Espíritu Santo tiene un objetivo unificado para tus esfuerzos. 6Si se apli­can diferentes facultades a un solo objetivo durante un período de tiempo lo suficientemente largo, las facultades en sí se unifi­can. 7Esto se debe a que se canalizan en una sola dirección, o de la misma manera. 8En última instancia, pues, todas contribuyen a un mismo resultado, y, en virtud de ello, se pone de relieve lo que tienen en común en vez de sus diferencias.

4. Todas las capacidades deben entregársele, por lo tanto, al Espí­ritu Santo, Quien sabe cómo usarlas debidamente. 2Las usa exclu­sivamente para curar porque únicamente te conoce en tu plenitud. 3Al curar aprendes lo que es la plenitud, y al aprender lo que es la plenitud, aprendes a recordar a Dios. 4Te has olvidado de Él, pero el Espíritu Santo entiende que tu olvido tiene que ser transfor­mado en una forma de recordar.

5. El objetivo del ego es tan unificado como el del Espíritu Santo, y por ello sus respectivos objetivos jamás podrán reconciliarse en modo alguno ni desde ningún punto de vista. 2El ego siempre trata de dividir y separar. 3El Espíritu Santo, de unificar y curar. 4A medida que curas, eres curado, ya que el Espíritu Santo no ve grados de dificultad en la curación. 5Curar es la manera de desva­necer la creencia de que existen diferencias; al ser la única manera de percibir a la Filiación como una sola entidad. 6Esta percepción, por lo tanto, está en armonía con las leyes de Dios; aun cuando tiene lugar en un estado mental que no está en armonía con el Suyo. 7La fuerza de la percepción correcta es tan grande que pone a la mente en armonía con la Mente de Dios, pues se encuentra al servicio de Su Voz, la cual mora en todos vosotros.
6. Pensar que puedes oponerte a la Voluntad de Dios es un ver­dadero desvarío. 2El ego cree que puede hacerlo y que puede ofrecerte su propia "voluntad" como regalo. 3Mas esa voluntad no te interesa. 4No es un regalo. 5No es nada en absoluto. 6Dios te ha dado un regalo que simultáneamente tienes y eres. 7Cuando no lo usas, te olvidas de que lo tienes. 8Al no recordarlo, no sabes lo que eres. 9Curar, por consiguiente, es una manera de abordar el conocimiento pensando de acuerdo con las leyes de Dios y reco­nociendo su universalidad. 10Sin este reconocimiento, haces que esas leyes no signifiquen nada para ti. 11Aun así, Sus leyes siguen teniendo sentido, ya que encierran todo el significado que existe, el cual está contenido en ellas.

7. Busca primero el Reino de los Cielos porque ahí es donde las leyes de Dios operan verdaderamente, y no pueden sino operar verdaderamente porque son las leyes de la verdad. 2Pero busca sólo eso, puesto que no puedes encontrar nada más. 3No hay nada más. 4Dios es el Todo de todo en un sentido muy literal. 5Todo ser existe en Él, que es todo Ser. 6Por lo tanto, tú existes en Él, ya que tu Ser es el Suyo. 7Curar es una manera de olvidar la sensación de peligro que el ego ha sembrado en ti, al no reconocer la existencia de éste en tu hermano. 8Esto refuerza al Espíritu Santo en ambos porque significa que te has negado a darle validez al miedo. 9El amor sólo necesita esta invitación. 10El amor llega libremente a toda la Filiación, al ser lo que la Filiación es. 11Cuando despiertas al amor, estás simplemente olvidando lo que no eres, 12lo cual te capacita para recordar lo que sí eres.