lunes, 13 de mayo de 2013

Capítulo 2. VI. Miedo y conflicto


VI. Miedo y conflicto

1.         Tener miedo parece ser algo involuntario y no estar bajo tu con­trol. 2Mas he dicho ya que sólo los actos constructivos deben ser involuntarios. 3Mi control puede hacerse cargo de todo lo que no es importante, mientras que, si así lo decides, mi asesoramiento puede dirigir todo lo que sí lo es. 4Yo no puedo controlar el miedo, pero éste puede ser auto-controlado. 5Tu miedo me impide darte mi control. 6La presencia del miedo indica que has elevado pensa­mientos corporales al nivel de la mente. 7Eso los pone fuera de mi control y te hace sentir personalmente responsable de ellos, 8Lo cual es una obvia confusión de niveles.

"Podrías reírte de los pensamientos de miedo al recordar que Dios va contigo adonde quiera que vas".  El miedo está en la mente y procede de un pensamiento. 
Con una pequeña dosis de buena voluntad en que se elige al Maestro del Amor y no al Maestro del MIedo. 
El ego es el maestro del miedo... Como una alucinación que nos proyecta imagenes inexistentes en una pantalla mental (También inexistentes) para asustarnos. En el momento en que le creemos sentimos que perdemos la conexión con Dios. 
Es un autoataque. 

2.         Yo no fomento la confusión de niveles; tú debes, no obstante, elegir corregirla. 2Tú no justificarías un comportamiento demente por tu parte diciendo que no pudiste evitarlo. 3¿Por qué, entonces, condonas pensamientos dementes? 4Hay una confusión en esto que te convendría examinar detenidamente. 5Tal vez creas que eres responsable de lo que haces, pero no de lo que piensas. 6La verdad es que eres responsable de lo que piensas porque es sola­mente en ese nivel donde puedes ejercer tu poder de decisión. 7Tus acciones son el resultado de tus pensamientos. 8No puedes separarte de la verdad "otorgándole" autonomía al comporta­miento. 9Éste lo controlo yo automáticamente tan pronto como pongas tu pensamiento bajo mi dirección. 10Siempre que tienes miedo es señal inequívoca de que le has permitido a tu mente crear falsamente y de que no me has permitido guiarla.

Es en la mente donde se toma la decisión de a qué pensamientos se le van a poner atención. Uno elige si quiere ponerle atención a la pantalla demente del ego o al silencio interior del momento presente. La pantalla demente del ego es irreal. Es un cine ilusorio con películas de terror ilusorias... En uno está ponerles atención a ésas películas sobre lo Real. 

3.         De nada sirve pensar que controlando los resultados de cual­quier pensamiento falso se pueda producir una curación. 2Cada vez que tienes miedo es porque has tomado una decisión equivo­cada. 3Esa es la razón por la que te sientes responsable de ello. 4Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo. 5No necesitas orien­tación alguna excepto a nivel mental. 6La corrección debe llevarse a cabo únicamente en el nivel en que es posible el cambio. 7El cambio no tiene ningún sentido en el nivel de los síntomas donde no puede producir resultados.

De nada sirve cambiar el comportamiento si no hay cambios a nivel mental. El cambio externo tiene que venir como un resultado del cambio en la mente y no al contrario. 
Entonces, por ejemplo de nada sirve dejar de fumar, tomar, comer carne, etc. si no hay cambios a nivel interno... Cambiar en lo externo no significa nada. 
Cambiar en lo interno sin embargo hace inevitablemente cambios en lo externo, voluntaria o involuntariamente. Lo que se percibe SIEMPRE son efectos de lo que llevas en tu mente. 

4. Deshacer el miedo es tu responsabilidad. 2Cuando pides que se te libere del miedo, estás implicando que no lo es. 3En lugar de ello, deberías pedir ayuda para cambiar las condiciones que lo suscitaron. 4Esas condiciones siempre entrañan el estar dispuesto a permanecer separado. 5A ese nivel tú puedes evitarlo. 6Eres demasiado tolerante con las divagaciones de tu mente, y condo­nas pasivamente sus creaciones falsas. 7El resultado particular no importa; lo que importa es el error fundamental. 8La corrección es siempre la misma. 9Antes de decidir hacer algo, pregúntame si tu elección está de acuerdo con la mía. 10Si estás seguro de que lo está, no tendrás miedo.

No somos víctimas de nuestros miedos... los miedos son originados en nuestra mente.  Hay que permanecer en el pensamiento de que no estamos solos. "No estoy sola" es una Realidad tan trascendente como fácil de olvidar dentro del ego. Estoy profundamente apoyada por el Espíritu, sin embargo el miedo es un efecto de mis pensamientos y lo único que puedo hacer efectivamente es entregar mis pensamientos al Espíritu y soltar la necesidad de control de mi mente. 
Aprender a decir "Que sea Tu Voluntad y no la mía" es una de las maneras mas fuertes de soltar el control. 

5. El miedo es siempre un signo de tensión que surge cuando hay conflicto entre lo que deseas y lo que haces. 2Esta situación se presenta de dos maneras: Primera, puedes elegir hacer cosas con­flictivas, ya sea simultánea o sucesivamente. 3Esto da lugar a un comportamiento conflictivo, lo cual te resulta intolerable porque la parte de la mente que quiere hacer otra cosa se enfurece. 4Segunda, puedes comportarte de acuerdo a como crees que debes, mas sin querer hacerlo realmente. 5Esto da lugar a un com­portamiento congruente, pero conlleva gran tensión. 6En ambos casos, la mente y el comportamiento están en desacuerdo, lo cual da lugar a una situación en la que estás haciendo algo que real­mente no quieres hacer. 7Esto suscita una sensación de coerción que normalmente produce furia, y es muy probable que también dé lugar a proyecciones. 8Siempre que tienes miedo, es porque aún estas indeciso. 9Tu mente se encuentra, por lo tanto, dividida y tu comportamiento inevitablemente se vuelve errático. 10La corrección a nivel de comportamiento puede cambiar el error del primer tipo al segundo, mas no elimina el miedo.

La incoherencia entre lo que quiero y lo que debo inevitablemente produce conflicto y sucesivamente causa miedo. 

6. Es posible alcanzar un estado en el que dejas que yo guíe tu mente sin ningún esfuerzo consciente por tu parte, más ello requiere un grado de buena voluntad que tú aún no posees. 2El Espíritu Santo no puede pedirte que hagas más de lo que estás dispuesto a hacer. 3La fuerza para hacer lo que Él te pide procede de una firme resolución por tu parte. 4Hacer la Voluntad de Dios no produce ninguna tensión una vez que reconoces que Su Volun­tad es también la tuya. 5La lección en este caso es muy sencilla, aunque muy fácil de pasar por alto. 6Voy, por lo tanto, a repetirla, y te exhorto a que escuches atentamente. 7Sólo tu mente puede producir miedo. 8Hace eso cada vez que está en conflicto con res­pecto a lo que quiere, lo cual inevitablemente produce tensión, ya que existen discrepancias entre lo que quiere y lo que hace al res­pecto. 9Eso sólo puede corregirse aceptando un objetivo unificado.

El pensamiento unificado es uno: El deseo de sanar mi mente. El deseo de estar en Dios. 
Ese es el único verdadero deseo de mi Ser. No existe ningún otro que lo sobrepase o que lo reemplace. Todos los deseos y todos los miedos, todos los apegos y todos los conflictos provienen de la sensación imposible e ilusoria de que estoy separada de Dios. Punto. 
El reconocimiento permanente, cotidiano de que soy Una con Dios anula todo lo que nos esta atormentando, todos los miedos y todos los conflictos. 
El ego busca distraernos, ponernos una y otra y otra escena de terror en nuestra mente y por ende en nuestra percepción... pero el deseo es uno. El conflicto es uno. Y la sanación por tanto es una. 

7. El primer paso correctivo para deshacer el error es darse cuen­ta, antes que nada, de que todo conflicto es siempre una expresión de miedo. 2Dite a ti mismo que de alguna manera tienes que haber decidido no amar, ya que de otro modo el miedo no habría podido hacer presa en ti. 3A partir de ahí, todo el proceso correc­tivo se reduce a una serie de pasos pragmáticos dentro del pro­ceso más amplio de aceptar que la Expiación es el remedio. 4Estos pasos pueden resumirse de la siguiente forma:
5Reconoce en primer lugar que lo que estás experimentando es miedo.
6El miedo procede de una falta de amor.
7El único remedio para la falta de amor es el amor perfecto.
8El amor perfecto es la Expiación.

5. Enmascaramos el miedo a estar separado con ira, con tristeza, con cansancio, con preocupación.
6. La falta de Amor proviene de un juicio que estoy haciendo... Sin embargo no vamos a buscar cuál es el juicio, si no solamente  entregar la mente al Espíritu y ofrecerle el pensamiento al Espíritu. Y una vez que el Espíritu desentraña para nosotros el pensamiento que nos causa el miedo se lo volvemos a ofrecer desde el Amor para ser sanado. 


8. He subrayado que el milagro -la expresión de la Expiación- ­es siempre un gesto de respeto del que es digno para con otro que también es digno. 2El reconocimiento de esa dignidad lo re­establece la Expiación.
3Resulta obvio, por lo tanto, que cuando tienes miedo, te has colocado a ti mismo en una posición en la que necesitas la Expiación. 4Has actuado sin amor, al haber elegido sin amor. 5Ésta es precisamente la situación para la que se insti­tuyó la Expiación. 6La necesidad del remedio inspiró su estableci­miento. 7Mientras te limites a reconocer únicamente la necesidad del remedio, seguirás teniendo miedo. 8Sin embargo, tan pronto como aceptes el remedio, habrás des-hecho el miedo. 9Así es como tiene lugar la verdadera curación.

Si sigo buscando, sigo en miedo... La Expiación, el reconocimiento de que Soy tal como Dios me creo y que sólo tengo que reconocerme como la Hija Perfecta de un Dios Amoroso que nunca se ha separado es un click. No hay que hacer sacrificios, ni rituales ni nada... es sólo un reconocimiento. Nada mas. Un volver a ver adónde tengo que volver a ver... Un darse cuenta una y otra y otra vez de la Realidad. La Única Realidad posible. 

9. Todo el mundo experimenta miedo. 2Sin embargo, no se reque­riría más que una pequeña dosis de recto pensar para que uno pudiese darse cuenta de por qué se produce. 3Son muy pocos los que aprecian el verdadero poder de la mente, y nadie permanece totalmente consciente de él todo el tiempo. 4No obstante, si espe­ras librarte del miedo hay algunas cosas que debes comprender, y comprender plenamente. 5La mente es muy poderosa y jamás pierde su fuerza creativa. 6Nunca duerme. 7Está creando conti­nuamente. 8Es difícil reconocer la oleada de poder que resulta de la combinación de pensamiento y creencia, la cual puede literalmente mover montañas. 9A primera vista parece arrogante creer que posees tal poder, mas no es ésa la verdadera razón de que no lo creas. 10Prefieres creer que tus pensamientos no pueden ejercer ninguna influencia real porque de hecho tienes miedo de ellos. 11Eso puede mitigar la conciencia de culpabilidad, pero a costa de percibir a la mente como impotente. 12Si crees que lo que piensas no tiene ningún efecto, puede que dejes de tenerle miedo, pero es bastante improbable que le tengas respeto. 13No hay pensamien­tos fútiles. 14Todo pensamiento produce forma en algún nivel.

"La Confianza presente se hará cargo del futuro"... El miedo siempre vive en el pensamiento del futuro y crea en él lo que crees en el presente. No le damos la suficiente importancia a éste hecho aplastante. 
Y es un hecho aplastante. La mente crea. No hay pensamientos sin efecto. NO existen. 
El pensamiento que radica en el momento presente, es la elección permanente a favor de Dios. La Confianza presente es la elección permanente a favor de Dios. 
En el momento en que el pensamiento sale del momento presente entra o en la culpa o en el miedo... Si es en el pasado, entra en culpa si en el futuro entra en miedo.  El momento presente es el único Real y es donde encontraremos inevitablemente a Dios. 

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