1. Es difícil entender lo que realmente
quiere decir "El Reino de los Cielos está dentro de ti". 2Ello
se debe a que no es comprensible para el ego, que lo interpreta como si algo
que está afuera estuviese adentro; lo cual no tiene sentido. 3La
palabra "adentro" es innecesaria. 4Tú eres el Reino de los
Cielos. 5¿Qué otra cosa sino a ti creó el Creador?, y ¿qué otra cosa
sino tú es Su Reino? 6Éste es el mensaje de la Expiación, mensaje
que, en su totalidad, transciende la suma de sus partes. 7Tú
también tienes un Reino que tu espíritu creó. 8Éste no ha dejado de
crear como consecuencia de las ilusiones del ego. 9Tus creaciones no
son huérfanas, de la misma manera en que tú tampoco lo eres. 10Tu
ego y tu espíritu nunca serán co-creadores, pero tu espíritu y tu Creador lo serán
siempre. 11Ten por seguro que tus creaciones están tan a salvo como
tú.
12El
Reino está perfectamente unido y perfectamente
protegido,
y el ego no prevalecerá contra él. 13Amén.
2. Esto se ha escrito en forma de oración
porque así puede serte más útil en momentos de tentación. 2Es una
declaración de independencia. 3La encontrarás muy provechosa si la
entiendes cabalmente. 4El que necesites mi ayuda se debe a que has
negado a tu propio Guía, y, por consiguiente, necesitas ser guiado. 5Mi
papel consiste en separar lo falso de lo verdadero, para que la verdad pueda
traspasar las barreras que el ego ha erigido y así brillar en tu mente. 6El
ego no puede imperar en contra de nuestra fuerza conjunta.
3. Es seguro
que a estas alturas resulta evidente por qué el ego considera que el espíritu
es su "enemigo". 2El ego surgió como resultado de la
separación, y la continuidad de su existencia depende de que tú sigas creyendo
en la separación. 3El ego tiene que ofrecerte algún tipo de
recompensa para que sigas abrigando esta creencia. 4Lo único que
puede ofrecerte es una sensación de existencia temporal que se origina con su
propio comienzo y termina con su propio final. 5Te dice que esa vida
es tu existencia porque es la suya propia. 6Frente a ésta sensación
de existencia temporal, el espíritu te ofrece el conocimiento de la permanencia
y de la inmutabilidad del estado de ser. 7Nadie que haya
experimentado la revelación de esto puede volver a creer completamente en el
ego otra vez. 8¿Cómo iba a poder imperar su miserable oferta por
encima del glorioso regalo que Dios te hace?
4. Tú que te
identificas con el ego no puedes creer que Dios te ame. 2No amas lo
que hiciste, y lo que hiciste no te ama a ti. 3El ego, que fue
engendrado como resultado de tú haber negado al Padre, no le guarda lealtad a
su hacedor. 4No puedes ni imaginarte la relación real que existe
entre Dios y Sus creaciones debido al odio que le tienes al ser que fabricaste.
5Proyectas sobre el ego tu decisión de estar separado, y esto entra
en conflicto con el amor que, por ser su hacedor, sientes por él. 6No
hay amor en este mundo que esté exento de esta ambivalencia, y puesto que
ningún ego ha experimentado amor sin ambivalencia, el amor es un concepto que
está más allá de su entendimiento. 7El amor aflorará de inmediato en
cualquier mente que de verdad lo desee, pero tiene que desearlo de verdad. 8Esto
quiere decir desearlo sin ninguna ambivalencia, y esta forma de desear está
completamente desprovista de la "compulsión de obtener" del ego.
La ambivalencia es, entonces, el odio y la culpa que me provocan al ego porque su existencia confirma mi separación de Dios. Y el amor que me provoca porque creo que me hago a mi misma todos los días. Soy la hacedora del ser que creo que soy y por lo tanto la amo. Esta es la ambivalencia. El Amor de verdad no tiene ambivalencias. Ama. Punto.
5. Existe una clase de experiencia tan
diferente de todo lo que el ego pudiera ofrecerte que nunca más querrás volver
a encubrirla u ocultarla. 2Es necesario repetir que tu creencia en
la oscuridad y en la ocultación es la razón de que la luz no pueda pasar. 3La
Biblia hace referencia frecuentemente a los inconmensurables dones que te
aguardan, pero que tienes que pedir. 4Ésta no es una condición como
las que el ego establece, 5sino que es la gloriosa condición de lo
que tú eres.
6. Ninguna fuerza excepto tu propia
voluntad es lo suficientemente fuerte o digna como para poder guiarte. 2En
esto eres tan libre como Dios, y así será eternamente. 3Pidámosle al
Padre en mi nombre que te mantenga consciente de Su Amor por ti y del tuyo por
Él. 4Él nunca ha dejado de responder a este ruego, pues lo único que
éste pide es lo que Su Voluntad ya ha dispuesto. 5Quienes piden
sinceramente siempre reciben respuesta. 6No debes anteponer otros
dioses a Él porque no hay otros dioses.
7. Nunca se te ha ocurrido realmente renunciar
a todas las ideas que jamás hayas tenido que se oponen al conocimiento. 2Conservas
miles de retazos de temor que le impiden la entrada al Santísimo. 3La
luz no puede filtrarse a través de los muros que levantas para obstruir su
paso, y nunca estará dispuesta a destruir lo que tú has hecho. 4Nadie
puede ver a través de un muro, pero yo puedo transponerlo. 5Mantente
alerta contra los retazos de miedo que aún conservas en tu mente o, de lo contrario, no podrás pedirme que lo
transponga. 6Sólo puedo ayudarte tal como nuestro Padre nos creó. 7Te
amaré, te honraré y respetaré absolutamente lo que has hecho, pero no lo
apoyaré a menos que sea verdad. 8Nunca te abandonaré tal como Dios
tampoco te abandonará, pero tengo que esperar, mientras tú continúes eligiendo
abandonarte a ti mismo. 9Debido a que espero con amor y no con
impaciencia, es indudable que me pedirás con sinceridad que lo transponga. 10Vendré
en respuesta a toda llamada inequívoca.
8. Examina
detenidamente qué es lo que estás realmente pidiendo. 2Sé muy
honesto contigo mismo al respecto, pues no debemos ocultarnos nada el uno al
otro. 3Si realmente tratas de hacer esto, habrás dado el primer paso
en el proceso de preparar a tu mente a fin de que el Santísimo pueda entrar en
ella. 4Nos prepararemos para ello juntos, pues una vez que Él haya
llegado, estarás listo para ayudarme a preparar otras mentes a que estén listas
para Él. 5¿Hasta cuándo vas a seguir negándole Su Reino?
9. En tu propia mente, aunque negada por
el ego, se encuentra la declaración que te hará libre: 2Dios te ha
dado todo. 3Este simple hecho significa que el ego no existe, y esto
le atemoriza mortalmente. 4En el lenguaje del ego,
"tener" y "ser" significan dos cosas distintas, si bien
para el Espíritu Santo son exactamente lo mismo. 5El Espíritu Santo
sabe que lo "tienes" todo y que lo "eres" todo. 6Cualquier
distinción al respecto es significativa solamente cuando la idea de
"obtener", que implica carencia, ha sido previamente aceptada. 7Por
eso es por lo que no hacemos ninguna distinción entre tener el Reino de Dios y
ser el Reino de Dios.
10. Al
sereno ser del Reino de Dios, del que eres perfectamente consciente cuando
estás en tu sano juicio, se le expulsa sin miramientos de aquella parte de la
mente que el ego rige. 2El ego está desesperado porque se enfrenta a
un contrincante literalmente invencible, tanto si estás dormido como si estás
despierto. 3Observa cuánta vigilancia has estado dispuesto a ejercer
para proteger a tu ego, y cuán poca para proteger a tu mente recta. 4¿Quién,
sino un loco, se empeñaría en creer lo que no es cierto, y en defender después
esa creencia a expensas de la verdad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario