Introducción
1. La relación que
existe entre la ira y el ataque es obvia, pero la relación que existe
entre la ira y el miedo no es siempre tan evidente. 2La ira siempre
entraña la proyección de la separación,
lo cual tenemos que aceptar, en última instancia, como nuestra propia
responsabilidad, en vez de culpar a otros por ello. 3No te puedes
enfadar a no ser que creas que has sido atacado, que está justificado
contraatacar y que no eres responsable de ello en absoluto. 4Dadas
estas tres premisas completamente irracionales, se tiene que llegar a la
conclusión, igualmente irracional, de que un hermano merece ataque en vez de
amor. 5¿Qué se puede esperar de premisas dementes; sino
conclusiones dementes? 6La manera de desvanecer una conclusión
demente es analizando la cordura de las premisas sobre las que descansa. 7Tú
no puedes ser atacado, el ataque no tiene justificación y tú eres responsable de lo que crees.
2.
Se
te ha pedido que me tomes como modelo para tu aprendizaje, ya que un ejemplo
extremo es un recurso de aprendizaje sumamente útil. 2Todo el mundo
enseña, y enseña continuamente. 3Asumes inevitablemente esta
responsabilidad en el momento en que aceptas cualquier premisa, y nadie puede
organizar su vida sin un sistema de creencias. 4Una vez que has
desarrollado un sistema de pensamiento, sea cual fuere su clase, riges tu vida
de acuerdo con él y lo enseñas. 5Tu capacidad para ser fiel a un
sistema de pensamiento podrá estar mal situada, pero aun así es una forma de fe
y se puede canalizar en otra dirección.
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